
La Hora del Planeta busca demostrar que juntos, cada uno de nosotros puede dar una señal positiva para hacerle frente al calentamiento global. Surgió en Sydney, Australia, durante el año 2007 y convocó a dos millones de personas. Cuatro años después, en 2010, ciudadanos de 128 países de todos los continentes apagaron sus luces; más de 1300 monumentos y edificios emblemáticos se oscurecieron como, la Ópera en Sidney, el City Hall en Londres, el Empire State en Nueva York, la Torre Eiffel en París y el Obelisco en Buenos Aires; al menos, 1.475.687 personas de 205 países visitaron la página www.earthhour.org ese día, y Google marcó 74.6 millones de menciones sobre La Hora del Planeta esa noche.
Apagar la luz durante una hora NO tiene como objetivo AHORRAR ENERGÍA. Es un ACTO SIMBÓLICO, que genera un espacio para pensar en el Planeta y en las consecuencias del accionar humano. Es una manera en que las personas se pueden involucrar y exigir acción dondequiera que estén. Es una forma fácil de participar sin importar la ubicación, edad, raza, religión o nivel de ingresos.
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